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Cómo enseñar a los estudiantes a controlar las distracciones digitales

De adolescente, tenía un teléfono lento que usaba principalmente para emergencias. Para cuando empecé a trabajar con adolescentes, tenían dispositivos sofisticados con los cuales incluso podían verificar lo que les enseñaba. Eso no quiere decir que mi educación fuera mejor que la de ellos, ni que mi generación tuviera menos distracciones. Solo fue diferente.

Hoy en día, como en aquel entonces, la distracción sigue siendo el principal enemigo del aprendizaje en el salón de clases. Cuando pensamos en distracciones, pensamos en estudiantes que usan los dispositivos para fines no educativos, como estar en TikTok todo el tiempo o responder a los mensajes apenas llega una notificación.

Este tipo de comportamiento se ha relacionado con FOMO (el miedo a perderse algo), que en realidad es una forma de ansiedad. Cada vez que están aburridos, quieren entretenerse o simplemente quieren estar conectados todo el tiempo con amigos y familiares, su forma de hacerlo es revisar el teléfono. Otros afirman que el apoyo emocional y la interacción social son los principales impulsores del uso de las redes sociales con más frecuencia.

Curiosamente, al menos los estudiantes universitarios parecen ser conscientes de que los dispositivos los distraen en clase, ya que en este estudio, el 80 % de las personas encuestadas afirmó que revisar todo el tiempo el teléfono para ver el correo electrónico, los mensajes de texto y las redes sociales interfiere en su aprendizaje.

¿Prohibir los teléfonos inteligentes en el salón de clases una solución viable?

Muchos artículos suelen citar este estudio como prueba sólida para prohibir los teléfonos inteligentes. Específicamente, hacen referencia a una conclusión del estudio que indica que el desempeño de los estudiantes, medido por los puntajes de las pruebas, ha aumentado en un 6 % después de prohibir los teléfonos.

Sin embargo, lo que no mencionan es lo que los autores del estudio también han descubierto después de analizar los datos:

  • Estos hallazgos no descartan la posibilidad de que los teléfonos móviles puedan ser una herramienta de aprendizaje útil si su uso está debidamente estructurado.
  • Prohibir los teléfonos móviles mejora los resultados de los estudiantes con un bajo rendimiento, pero no tiene un impacto significativo en los estudiantes con un alto rendimiento.

Esto último generalmente sugiere un motivo subyacente mucho más importante por el que algunos estudiantes se distraen con mucha más frecuencia que otros, ya que los estudiantes con un alto rendimiento no se distraen tanto como aquellos con un bajo rendimiento.

También pone de manifiesto la necesidad de una investigación más exhaustiva para determinar si las prohibiciones totales son o no una solución viable. La mayoría de los estudios también se llevan a cabo entre estudiantes universitarios (como una muestra más accesible para los investigadores universitarios), por lo que es una limitación importante a la hora de generalizar los resultados en estudiantes más jóvenes, por ejemplo.

La solución: enseñar a los estudiantes a usar la tecnología

Entonces, ¿qué deben hacer los profesores en este caso? ¿Qué se puede hacer cuando la política de la escuela no está bien definida en términos de uso de dispositivos?

En lugar de ignorar la importancia de la tecnología en la vida de nuestros estudiantes, podemos usarla para enseñar y para enseñarles a manejar su comportamiento en torno a sus propios dispositivos. Estas son algunas ideas que se pueden implementar con éxito en cualquier salón de clases:

  1. Crear un equilibrio entre desafíos y habilidades

    Todos hemos revisado el teléfono en medio de una actividad solo para ver cuánto tiempo ha pasado. Eso no sucede cuando estamos muy concentrados porque la tarea en sí es la recompensa. Ese es, por supuesto, el estado de fluidez que los estudiantes pueden lograr en clase y cuando estudian en casa.

    Las distracciones interrumpen la fluidez, en el sentido de que pueden quitarnos esa sensación de estar sumergidos en el aprendizaje. Sin embargo, las distracciones también son una forma de escapar de una determinada tarea de aprendizaje. Esto sucede con mayor frecuencia cuando hay un desequilibrio entre los desafíos y las habilidades.

    En pocas palabras, los profesores que logran captar la atención de los estudiantes con éxito crean actividades en el salón de clases y en el hogar que no los abruman ni los decepcionan. De esta manera, no sentirán la necesidad de desconectarse mentalmente ni distraerse con la tecnología. Otra forma de ofrecer las mejores condiciones para la fluidez mental es permitir más control sobre el aprendizaje, con tareas más creativas.

  2. Promover la participación

    La participación puede ser un tema esquivo, en especial para los profesores con menos experiencia. Esto se debe a que hay una gran cantidad de factores que influyen en la participación en el salón de clases, como el comportamiento, las creencias, los estados afectivos, la cognición y, por supuesto, el concepto que cada profesor tiene de la participación. Por ejemplo, un instructor puede considerar que los teléfonos son una completa distracción, mientras que otro puede creer que, siempre y cuando se usen para aprender, está bien usarlos.

    Sin embargo, estas son las estrategias más comunes que los profesores han encontrado útiles para minimizar las distracciones:

    • Minimizar el tiempo de lectura y sumar más actividades.
    • Preparar actividades grupales en las que los estudiantes activos motiven a los que menos participan.
    • Usar “trucos”, como el lenguaje corporal y la proximidad, para captar la atención de los estudiantes desconectados.
    • Hacer uso del humor, si es apropiado.

    Los profesores más experimentados también han descubierto que imponer algunas reglas funciona, aunque, en algunos casos, confiscar un teléfono móvil también puede resultar contraproducente, ya que los estudiantes se negarán a seguir cooperando.

  3. Manejar los dispositivos

    Los estudiantes a menudo no aprenden a manejar su tiempo y sus dispositivos de manera adecuada. Esperamos que aprendan esto en el hogar, pero incluso para los adultos es difícil no revisar el teléfono varias veces por hora. Adoptar un enfoque basado en las habilidades significa que, cada vez que un estudiante usa el teléfono para fines no educativos, tiene la oportunidad de aprender a manejar mejor su dispositivo.

    Por ejemplo, impulsar técnicas de autorregulación (como poner el dispositivo en la mochila, desactivar las notificaciones, usar aplicaciones que les ayuden a concentrarse) y dar un buen ejemplo ofreciéndoles toda tu atención son solo algunas de las estrategias que se pueden aplicar en clase.

    Además, los profesores que logran enseñar un buen manejo de los dispositivos suelen ser abiertos en cuanto a su política de dispositivos desde el principio: lo que se espera que hagan con la tecnología (investigación para la clase) y lo que no (enviarse mensajes).

  4. Enseñar la atención plena

    Lo que suelen hacer las distracciones es alejarnos del momento, de ser conscientes de nuestro entorno. FOMO y el comportamiento automático posterior de desviar la atención de una cosa a otra son las antítesis de la atención plena.

    La atención plena es un catalizador para generar conversaciones más profundas sobre los hábitos de los estudiantes relacionados con la tecnología, pero también es una forma de mejorar las calificaciones, la concentración, la empatía y reducir la ansiedad para el bienestar a largo plazo de los estudiantes.

    Si implementar un plan de estudios que incluya atención plena no es factible en este momento, debes saber que cualquier profesor puede aprender e implementar algunas técnicas como estas en el salón de clases:

    • Meditación guiada de 5 minutos con un enfoque en la respiración
    • Ejercicios de respiración abdominal
    • Ejercicios de respiración guiada con las manos
  5. Descanso tecnológico

    En lugar de hacer todo o nada, intenta llegar a un acuerdo. Al igual que la técnica Pomodoro, un descanso tecnológico es simplemente un descanso que los estudiantes pueden tomarse entre las sesiones de 20 a 30 minutos de trabajo concentrado. El fundamento para implementar este descanso es que los estudiantes ya están ansiosos por revisar sus dispositivos y, en lugar de decirles constantemente que dejen el teléfono, es mejor permitir un descanso de cinco minutos para fines no educativos.

    El descanso tecnológico es la mejor opción, porque es más probable que todos los estudiantes estén de acuerdo con este método. Además, no tiene que ser un descanso exclusivamente tecnológico: los estudiantes también pueden optar por hacer otra cosa con su tiempo si no quieren usar el teléfono. Este enfoque también se puede utilizar con éxito en el hogar.

Conclusión

Estos métodos no tienen un efecto inmediato; lo más probable es que requieran algún tiempo, pero es mejor abordarlos con determinación, tanto para el progreso de los estudiantes en la escuela como para su relación con la tecnología en general.

En el futuro, es muy probable que las escuelas también enseñen gestión de la tecnología, lo que incluye el uso de la tecnología para el aprendizaje y el desarrollo profesional. Mientras tanto, los profesores deben encontrar los métodos más efectivos para convertir una potencial distracción en una herramienta útil.

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